martes, 19 de agosto de 2008

Curcilerías (Lucía y Sebastián II)

-Es que yo... - comenzó Sebastián tan de repente que Lucía creyó que no le hablaba a ella, pero entonces claro, a quién le hablaría sino. Se quedó quieta, porque cualquier movimiento podría hacerlo callar, porque sabía lo quisquillosos que son los varones. - Yo creí... - siguió entonces, y su oz se había vuelto a quebrar, pero la recompuso de inmediato y se tragó un sollozo que perdió (pero contra el mejor, eso no es vergüenza)- Creí que aquí... - y se volvía a trabar, porque cada palabra entera le costaba una lágrima suprimida, y era un costo necesario y hasta justo si uno supiera, si todos supiéramos- Que aquí, al fin... -le faltaba para terminar y Lucía sufría con él, y sentía su estómago revolverse bajo ella, y quizás el olor a carne asada estuviera haciéndole mal a su hígado- Que al fin sería... -el codo de Lucía pedía a gritos que lo liberaran de la presión- Que al fin sería... feliz...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

mandame lo que escribes, egoista

Anónimo dijo...

Me encanta que escribas mi nombre en tus textos y que sienta todo tan real, casi real -como dice Luj-.
Te amo (tiene que ver, y mucho)

malditaprimavera dijo...

me gustan tus textos.